Problemas viajeros: olvidar la valija en el aeropuerto en otro continente

Había concretado un sueño largamente anhelado: conocer un pequeño pueblo en el interior de una isla del mediterráneo en el que nació uno de mis abuelos.

El viaje había requerido tomar un transfer, un vuelo intercontinental, un vuelo intraeuropeo, otro transfer, trenes, tramos a dedo y kilómetros de caminatas. Estaba feliz y serenamente cansado.

Además, me sentía muy piola por haber logrado viajar sólo con el equipaje de mano, una mochila y una pequeña valijita, no tuve que esperar para retirar el equipaje, ni despacharlo, ni tuve riesgo de perderlo, o al menos eso creía…

Y llegó el momento de pegar la vuelta desde el aeropuerto Fiumicino de Roma; llegué, hice el checkin y descubrí que había un salón VIP espectacular de Alitalia. Tenía la membresía platinum de Aerolíneas Argentinas Plus, miembro de Skyteam, y como volaba por Air Europa, también miembro de la alianza, pude ingresar al impresionante salón «Dolce vita» de Alitalia.

Y ahí estaba yo, disfrutando de las comodidades del salón y de los placeres de la gastronomía italiana y, especialmente, de su carta de vinos. Sacaba a relucir mi limitado italiano acompañado de mi mejor sonrisa «vorrei un spumante rosso per favore», «gradirei assaggiare un bianco fiorentino» y siempre obtenía cordialmente una copa satisfaciendo mis deseos. A esta altura debo contarles, algo sucede en esta sala VIP, el tiempo corre mucho, pero mucho más rápido…

Repentinamente, diré, faltaba media hora para que parta mi vuelo. Haciendo un importante esfuerzo, abandoné mi morada de los últimos 90 minutos y me dirigí a pasar el control de seguridad para abordar mi vuelo. Al llegar había una cola bastante importante, tanto que consideré pedirle al de adelante que me dejara pasar porque mi avión salía próximamente, cosa que finalmente no hice. Al fin llegó mi turno, pasé los controles de rutina y vi un cartel que decía que hasta mi puerta había 14 minutos ¡Y faltaban 15 para que mi vuelo despegue!. Como se imaginarán empecé a apurar el paso, hasta que me empezaron a llamar por los parlantes (como sucede en las películas «última llamada»). Entonces, directamente empecé a correr, corrí, corrí hasta que llegué a la puerta de embarque, pasé por la manga y llegué a la puerta misma del avión en la que estaba una azafata que me lanzó una merecida mirada reprensiva. En ese momento me di cuenta, casi sin poder creerlo, de que ¡no tenía mi valija!

Alborotadamente en mi cabeza, quizás algo ralentizada por los efectos de Baco, empecé a considerar alternativas:

  • volver a buscarla (no sabía si la había dejado en el salón VIP, en el control de seguridad o dónde cazzo). Se lo comenté a la azafata que había mudado su mirada de reprensiva a compasiva y dijo que debía consultar al capitán, este amablemente me dijo que no podía detener todo el vuelo, cosa que entendí y acepté sin chistar
  • irme sin ella y confiar en que la aerolínea, o el servicio del seguro de viajes o vaya a saber quién me ayudaría a recuperarla… me decidí por esta opción.

Tenía una escala en Madrid antes de tomar el siguiente tramo a Buenos Aires, al llegar al ibérico aeropuerto de Barajas llamé al servicio de Concierge de Visa, les relaté lo sucedido y -entre risas, lo sé- me dijeron que iban a tomar el caso y averiguar cómo ayudarme a recuperarla.

Con discreto escepticismo emprendí mi vuelo a Buenos Aires, al llegar me dirigí a la oficina de Air Europa a preguntar si me podían ayudar pero me explicaron que si el equipaje no había sido despachado; nada tenían ellos que hacer. Llamé otra vez al servicio de Concierge de Visa y me dijeron que todavía estaban averiguando.

lost_luggage_0825[1]Al día siguiente, luego de soportar la verdugueada de mi mujer y el resto de mi familia y amigos, me decidí por llamar directamente al aeropuerto de Fiumicino. Luego de un par de derivaciones di con la oficina correspondiente y gracias a mi descripción y a que había identificado la valija con una etiqueta con mis datos y a que di con un tano que tenía un excelente humor y disposición pude confirmar que mi querida valijita estaba ahí. El tano me dio una solución simple y que a él le resultó muy graciosa considerando mi condición de argentino: «dígale al Papa Francisco que se la lleve», dijo.

Bueno, la cosa era así: mi valija estaba en el Aeropuerto, podía ir a buscarla o enviar a alguien previa autorización enviada por correo electrónico adjuntando documentos y firmando formularios. Como lamentablemente no pensaba volver a Roma próximamente, me decidí por la segunda opción. Ahora… ¿a quién enviar?

Tengo una hermana que vive en Londres y profesa la religión Hare Krishna. Resultó que ellos tienen una nutrida comunicación entre las comunidades de los distintos países y es así que pudo contactarme con un Hare Krishna tano que se ofreció a retirarla si le compensaba los gastos que ello le ocasionaría, lo cual encontré muy justo y acepté inmediatamente. Así que envié el dinero vía PayPal y el macanudo devoto fue a buscar mi valija al aeropuerto.

La gestión fue exitosa, mi valija está en Roma, en poder del devoto Hare Krishna. A esta altura te cuento que si sos amante de las historias con finales felices, vas a tener que esperar un poco todavía… como relaté, mi valija está en Roma y yo en Mar del Plata, me falta el «pasito» de reencontrarme con ella… ¿No viajás a Roma en estos días, no?


Actualización: ¿Cómo cerró la historia de la valija?

Les cuento: un amigo iría a Roma en septiembre por un viaje de trabajo/placer, se había ofrecido a retirar mi valija y traerla, viajaría sin mucho equipaje, era una asiduo visitante y buen conocedor de la Città eterna, por lo tanto no le incomodaba realizar esta gestión y yo no me sentía tan culpable por aceptar su ofrecimiento. El olvido tuvo lugar en el mes de febrero, de modo que debía pedirle al devoto Hare Krishna Romano que conservara 7 meses mi valija en su departamento. Así lo hice, con el mensaje más cordial del mundo, y el muchacho aceptó. Yo contento.

Llegó septiembre y los planes de mi amigo cambiaron, no iría a Roma ¡Chan! Dejé pasar un par de días y le «confesé» al custodio romano de mi valija lo sucedido, le pedí que la tuviera un poco más de tiempo, que seguramente encontraría una solución.

Sobre fin de año un querido amigo y su pareja emprenderían su primer viaje a Europa, los ayudé un poco con algo de info, sugerencias, etc. y gentilmente se ofrecieron a buscar mi valija en Roma. La verdad es que me dio calor, era su primera vez en el viejo continente, visitarían 15.000 ciudades en tres semanas, no hablaban italiano, no conocían la ciudad… pero insistieron en hacerme el favor. Irían en mayo, un año y tres meses después.

Me volví a contactar con Asoka, tal era el nombre del devoto del que les vengo contando, y aceptó conservarla hasta que pasaran a retirarla en mayo.

Y pasó el tiempo y llegó mayo, y mis amigos fueron a Roma y coordinaron encontrarse con el Asoka para retirar mi valija. A la hora señalada apareció Asoka en un ciclomotor (o digamos una Vespa, ya que esto sucedió en Roma) con la valija, les contó que la había estado guardando en una obra en construcción y rápidamente se las dejó.

Ricky, así se llama mi amigo, observó que la valija estaba sucia, con esa suciedad de obra, y además estaba mojada. Y, para completar, olía como la mona.

El pobre Ricky y su compañera Lorena cargaron con la apestosa valija el resto de su viaje, les juro que lo escribo y me da más vergüenza haber aceptado su gentil ofrecimiento, temiendo en cada aeropuerto que ante un control le pidieran abrirla. Así pasaron el resto de su viaje hasta que llegaron a Argentina y me la trajeron.

Se imaginarán cómo estaba su contenido… ese buzito que me encantaba, mis zapatillas de trekking y varias cosas más llenas de humedad, moho o no se bien qué, pero estaban hechas pelota. Otras cosas zafaron, un 35% recuperado digamos.

Así que bueno, la historia termina con mi agradecimiento a Ricky y Lore, con mi pensamiento de que el devoto romano podría haberle puesto un poco más de onda. Y con la promesa de que nunca volveré al VIP Lounge de Alitalia en el aeropuerto de Fiumicino. Pero bueno, ya saben, las promesas fueron hechas para romperse, ¿no?


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16 Respuestas

  1. fer dice:

    excelente!

    queremos la valija ya!

    • jlcota dice:

      Gracias Fer,

      Ahora estoy considerando o bien volver a Roma o bien tomar la sugerencia del tano y pedirle al Papa Francisco que me traiga 🙂

  2. Cristina dice:

    la donaría a los pobres !!! jajajaja!!

  3. Kilowoo dice:

    Ya en Mayo.. me pregunto.. Te reencontraste con la valija?? Abz!

    • jlcota dice:

      Hay un «comando viajero» en Europa y en unos días parte para Roma a rescatarla ¿lo logrará…?

  4. Lolo dice:

    Hola, como termino la historia? Termino? 🙂

  5. silvina dice:

    No sos el único. Con mi marido nos olvidamos una valija en la cinta de Ezeiza. Después de dos días de vuelos y escalas, y aún faltando 6 horas más para llegar a casa, tuvimos ee fallido, ambos. Cuando volvíamos en una traffic contratada camino a casa, ya a una hora de distancia del aeropuerto y a tres de casa, nos dimos cuenta que no habíamos retirado una valija…. Llamé sin cesar toda la noche a ezeiza, desde las doce de la noche, sin poder comunicarme con nadie… Recién a las 8 am pude encontrar a alguien y comenzó el proceso de recuperación. Por suerte tiene final feliz, tuve que viajar de nuevo a Bs As pero me reecnontré con mi valija sana y salva. Cosas que pasan je.

    • jlcota dice:

      Hola Silvina,

      Gracias por la «compañía» 🙂

      ¡Te darás cuenta de la ENORME diferencia en haberla olvidado JUNTO a tu marido con respecto a mi caso en el que la olvidé YO SOLO en un viaje al que no fue mi señora!

      Hasta el día de hoy me está gozando por mi pequeño olvido… 🙁

  6. El Viaje Amado dice:

    Queremos la actualización de lo que pasó!

  7. MatiasRo dice:

    Me encanto el relato de toda las vueltas que tomó tu equipaje

    lastima que no hay foto? ni de casualidad tenes foto del antes y despues de la valija?

    Tuviste muchos gastos encima para poder recuperar tu valija ?

    que buen relato, muy muy bueno !

    Sigan así

    • jlcota dice:

      Hola Matías,

      Las fotos más ilustrativas hubieran sido las del momento en que abrí la valija y empecé a ver el contenido pero no tomé ninguna 🙂

      El único costo financiero fueron unos pocos euros que le envié al devoto romano para que se tome el tren hasta Fiumicino para buscarla.

      Gracias por los comentarios 🙂

  8. Enzo dice:

    Dónde habrá estado esa valija para que se llene de humedad y moho no? Algo tuvo que ver el monje que la guardó seguro.

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