Un día en la estancia patagónica Nibepo Aike de El Calafate

Varias actividades nos llamaban la atención cuando comenzamos a imaginar nuestro viaje a El Calafate, una de ellas: visitar una auténtica estancia patagónica.

Luego de algunas averiguaciones y contactos, coordinamos una vista a la Estancia Nibepo Aike.

Nos pasarían a buscar por nuestro hotel, nos trasladarían 60 kilómetros hasta la estancia y allí realizaríamos una caminata hasta el Lago Roca, presenciaríamos el arrío de ovejas y la esquila de las mismas. Para finalizar: un asado en el cual la estrella sería el cordero patagónico. ¡Sonaba genial!

Y así fue, ni bien comenzaba una cálida tarde de enero llegó a nuestro hotel la camioneta de Nibepo Aike, poco a poco comenzamos a adentrarnos en partes de El Calafate que no habíamos visitado hasta que gradualmente desapareció la urbanización, dándole paso a un paisaje patagónico de montañas, cursos de agua y ovejas. Luego de algunos kilómetros, ingresamos al Parque Nacional “Los Glaciares” por una entrada que no era la clásica que utilizamos cuando vamos a visitar el Perito Moreno; este parque es enorme y tiene múltiples ingresos. Cabe destacar que al ingresar por aquí no tuvimos que abonar la entrada, no había más que una arcada, nadie que pudiera cobrarnos.

Llegada a la Estancia Patagónica Nibepo Aike

A una hora de haber partido desde nuestro hotel arribamos a la Estancia Nibepo Aike que, como mencionamos más arriba, se encuentra dentro del Parque Nacional. Era bien claro que habíamos llegado a una auténtica estancia patagónica.

El_Calafate_NiBePo_Aike_Carretas_Viejas_Instalaciones_Peones

Nos recibió Eduardo, no podemos referirnos a él como “el guía” sino más bien un paisano, alguien “de ahí” que nos recibiría, nos acompañaría, nos mostraría todo y nos contaría las historias que debían ser contadas.

La bienvenida estuvo muy bien: una mesa al exterior con termos de café y opciones para prepararse un té o un mate cocido y canastas llenas de tortas fritas recién hechas. No dudamos en decir que estas eran de las tortas fritas más ricas que hemos probado. Nuestro grupo de argentinos, holandeses y costarricenses disfrutó mucho este recibimiento.

Hacia el Lago Roca – Conociendo historia y presente de la Estancia

Se organizó el grupo, debíamos partir hacia el Lago Roca, había 6 caballos disponibles, quienes quisieran ir en uno de ellos debía abonar AR$ 200 adicionales.

El_Calafate_Estancia_NiBePo_Aike_Caballo_Mira_Camara

Y así partimos, algunos a pie y otros a caballo.

El_Calafate_Estancia_Nibepo_Aike_Caminata-Cabalgata_Hacia_Lago_Roca

En el camino fuimos conociendo la historia de esta estancia. Empezamos por satisfacer nuestra duda principal: el significado del nombre. Resulta que a principios de siglo pasado la patagonia argentina era tierra que debía ser poblada, «civilizada», y el gobierno nacional intervenía activamente en lograr este objetivo. Así llegó un croata al que le entregaron miles de hectáreas y ganado para que trabajara la tierra. Pasó el tiempo, conoció a su mujer y tuvieron tres hijas, cada una de ellas con un apodo: Niní, Bebé, Porota. La primera sílaba de cada apodo conforma «Nibepo», mientras que «aike» significa «lugar» en lengua tehuelche.

El tiempo siguió avanzando y las medidas de protección de lo que actualmente denominamos Parques Nacionales llegaron con él. En ese momento, el terreno de la estancia se redujo un poco y se transformó en una reserva dentro del Parque. A causa de esto, la tierra no puede venderse, solamente heredarse por vínculos familiares.

Algo que nos llamó la atención fue la enormidad del espacio, cerca de 14.000 hectáreas que se dividen entre el territorio chileno y el argentino. En nuestros días, la principal actividad productiva de Nibepo Aike es el ganado Hereford, terneros y toros. Por otra parte, realizan actividades turísticas (como el día de campo al que asistimos) y tienen una pequeña hostería exclusiva para los amantes de la naturaleza.

Mientras escuchábamos estas historias, íbamos viendo cómo protegían a las ovejas de los ataques de los pumas, conociendo y probando el fruto del Calafate (la planta) y avanzando sobre leves cuestas, algún camino empinado, sorteando unas piedras, etc.

El_Calafate_NiBePo_Aike_fruto_Calafate

Llegando al Lago Roca – Serenidad y contemplación

Y llegamos al lugar fijado, a orillas del Lago Roca y muy cerquita, ahí nomás, el Lago Argentino.

El_Calafate_Estancia_Nibepo_Aike_Llegando_Lago_Roca

Nos maravillamos largo rato con el paisaje, vimos las embarcaciones que partían del El Calafate y dedicamos un buen rato a la contemplación, mojar los pies en las aguas del lago, tomar fotos.

El_Calafate_Estancia_Nibepo_Aike_Lago_Roca

Arriando ovejas, esquilando a una de ellas

Emprendimos el regreso por la misma ruta hasta que llegamos cerca de los corrales, allí nos detuvimos para apreciar el arrío de las ovejas; un par de baqueanos a caballo, con la ayuda de los perros ovejeros, condujeron eficazmente a los animales a sus corrales. Algo cotidiano para ellos, pero muy interesante para nosotros. Allí termina de cobrar sentido la expresión “…como ovejas….” cuando los humanos «nos dejamos arriar».

El_Calafate_Estancia_NiBePo_Aike_Ovejita_Dos_Meses_Abandonada_Alimentandola_Mamadera

La cosa siguió en un galpón de esquila, allí estaba Rosita, una ovejita a la que la madre abandonó y que la gente de la estancia tomó a su cuidado. Algunos de los visitantes colaboraron y le dieron de tomar la mamadera.

Luego llegó Ramón arrastrando ante nosotros una oveja que no quería saber nada del asunto, oponía lo que podríamos denominar “cierta resistencia” hasta que el avezado Ramón la sentó. Sentada quedó, prácticamente inmóvil, a merced de este humano experimentado y decidido: iban a esquilarla.

Para ello hay dos maneras: la actual, utilizando una máquina eléctrica que hace ruido, que se calienta y quema la piel del animal o la tradicional, las tijeras manuales. Dado que se trataba más de una demostración que de una frenética actividad lanera, en este caso se utilizaron las tijeras.

El_Calafate_Estancia_Nibepo_Aike_Esquila_Oveja

El animal parecía disfrutar el esquilado, Ramón asestaba certeros tijeretazos, uno tras otro, hasta que dio el último y separó, en una sola pieza, toda la lana que había estado hasta hacía 5 minutos siendo parte de la, ahora, delgada ovejita. Luego nos enteramos de que para ella esta había sido su primera vez.

El asado de cordero patagónico nos esperaba

Al llegar al quincho-restaurante todo estaba dispuesto, los mesones con las sencilla vajilla, la mesa con las ensaladas y ese olorcito que nos anuncia placeres gastronómicos muy próximos. En braseros muy bien caldeados aparecieron los chorizos y los bifes de chorizo para aquellos que no querían comer cordero. La calidad de las carnes era excelente y la cantidad mucho más de lo que cualquiera pudiera desear. Comimos, repetimos, halagamos a los cocineros mientras entablamos amenas charlas con los demás comensales. Para finalizar, panqueques con dulce de leche de postre. ¡Estaban riquísimos también!

El_Calafate_Estancia_Nibepo_Aike_Gastronomia

Con la panza llena y el corazón contento, dedicamos unos momentos de la tarde para contemplar los colores que nos regalaba el comienzo del largo crepúsculo patagónico de verano.

El_Calafate_NiBePo_Aike_Atardecer

Finalmente nos dirigimos hacia las vans que nos traerían de regreso.

En el viaje de vuelta, nos entredormíamos y, entre despertar y despertar, sonreíamos serenos y satisfechos.

Conclusión

La estancia patagónica Nibepo Aike es sin duda una visita especial, no sólo por tratarse de una reserva que funciona dentro del Parque Nacional «Los Glaciares» sino por lo valioso de la visita en sí.

Los paisajes son bellísimos, la atención es muy amable y eficaz, la gastronomía es para aplaudir; en fin, están combinados muchos elementos en la medida justa para constituir un «todo» excepcional.

Recomendamos, sin dudarlo, dedicar medio día a esta visita.

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2 Respuestas

  1. Lolo dice:

    La visité hará 2 o 3 años, pero en el horario de la mañana, excelente dia de campo en una estancia patagonica!
    Me gustó mucho tambien el camino, de ripio y el entorno arido como toda la patagonia, pero cuando pasas la entrada al parque nacional todo se va transformando en un bosque verde lleno de lengas, hermoso!

    100% Recomendable!

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