El día que cambié todos mis vuelos para quedarme más tiempo en casa

Siempre que alguien me habla de viajar con un tinte de duda, sea por el tema de ir en grupo, pareja o cualquier otra causa, yo respondo que para mí lo más importante es saber cómo está uno, cómo se siente y cuáles son sus pretensiones para ese momento de la vida.

No es extraño, incluso quienes aman viajar tienen períodos en los que no quieren o no pueden hacerlo. Algunas razones, por ejemplo las materiales, suelen ser más visibles o fáciles de percibir dentro de la escala de «cómo está uno». Otras son de índole emocional, familiar, tienen que ver con proyectos que requieren quedarse en un lugar, etc. y pueden resultar un poco más complejas de ver o hasta imprevistas.

Bueno, algo de eso me pasó a mí. Venía comprando y emitiendo vuelos con millas desde mediados del 2017 planeando una vuelta al mundo que, entre muchas decisiones impulsivas, terminó en extenderse durante cinco meses. El viaje empezaba con Japón el 24 de abril, 21 días después de volver de Río de Janeiro, escapadita que se separaba sólo por diez días de mi viaje a Galápagos. En un principio me encantaba la idea de estar con la valija y la mochila por todos lados y no volver… Hasta que un día cerca de las 2am, hablando con un amigo, me di cuenta de que no quería un recorrido maratónico en el que mis pertenencias tuvieran que reducirse a una valija, una mochi y a lo sumo una mini guitarra. Sí, quería viajar, pero no así y no ahora.

Quizás sabrán que el año pasado me recibí de profesora en letras y decidí dedicarme al blog 100% como mi trabajo, por lo que estoy en una etapa de ciertas determinaciones: dónde vivir, a qué proyectos creativos ponerle las pilas, el mundo de las relaciones humanas, por nombrar algunas.

En fin, dándole vueltas al saber cómo está uno, me dediqué casi una semana a pensar qué quería. Sabía que a finales de junio tenía que estar sí o sí en Europa porque ya había asumido compromisos; todo el resto era libre, así que la decisión era dónde cortar. Primero pensé en sacar USA y Canadá, con lo que toda la vuelta quedaba en tres meses y dos continentes. Me seguía pareciendo mucho en mi plan de establecerme para ciertos proyectos. Probablemente, si sólo hubiera tenido una reserva en alguno de los hoteles en Punta del Este, unas cabañas en Salta o algo acá cerquita y breve, la decisión hubiera sido más sencilla…

Después de unas cervezas en la terraza del hotel de Rio de Janeiro y una consulta final con la almohada, terminé optando por «solamente» ir a Europa durante 40 días para visitar Londres (Reino Unido), un par de ciudades de Polonia, la región de Sicilia (Italia) y Estambul (Turquía). Puede sonar rarísimo, pero me siento mucho mejor así, con un viaje focalizado y la agenda abierta para hacer viajes más breves a donde surja durante el año mientras desarrollo mis cosas en casa.

La terraza de la decisión

Bueno, hasta acá el descargo emocional. Ahora vamos a las cuestiones prácticas.

Por un lado, tenía tres vuelos canjeados con millas Smiles y uno en espera con Viaje Fácil. El programa Smiles cobra R$ 250 por cada cancelación, así que tenía R$ 750 de entrada que, con la devolución de las tasas de emisión, no se llegaron a sentir tanto.

Tuve un poco de suerte también, ya que como uno de los tramos había sido modificado me ahorré R$ 250 de las tasas de cancelación de un vuelo.

Respecto al tramo reservado con Viaje Fácil, al no concretar la emisión, perdí los R$ 120 abonados por usar ese servicio.

También tenía un vuelo intercontinental de LEVEL comprado por AR$ 2.000 y pico. Como pueden ver en la siguiente imagen, cambiar el vuelo me costaría más de lo que lo pagué en un principio, así que mejor voy a cancelarlo directamente.

El último vuelo era desde Toronto (Canadá) a Seattle (USA) por Air Canada y me salió sus buenos dólares, por lo que voy a hacer todo lo posible para hacerlo valer. Lo más probable es que lo cambie para el futuro (posiblemente abril/2019) pagando la penalidad de 25 CAD, porque la propuesta de aplicar la reservación original en el período de un año (último punto de la siguiente imagen) tiene un costo de U$S 200 según me dijo el servicio de atención al cliente por twitter.

Respecto al alojamiento, sólo había reservado un hostel en Tokio (Japón) con cancelación gratuita. Hace un par de días la di de baja y ya tengo el reintegro de U$S 135 en mi tarjeta.

Como ven, pagué varias penalidades por cancelar, zafé de otras, tuve que emitir un tramo completo en plena temporada alta, pero estoy más tranquila con una decisión que se amolda a mis deseos actuales. Al final, la cuenta no me dio tan mal tampoco, así que con calma.

¿Por qué les cuento todo esto? Primero, para que no esperen mis relatos de Japón durante abril, se van a retrasar un poco más 🙂 Segundo, porque es algo real que le puede pasar a cualquier ser humano y a veces en la vorágine de «amo viajar» puede ser difícil de ver o aceptar. Ya hace un tiempo les conté cómo cancelé los vuelos de ida y vuelta de mi último viaje largo y hace poquito de las consecuencias de mis frecuentes indecisiones. Nada como escucharse y saber cómo está uno antes de enfrentar (o no) un viaje. ¡No se tengan miedo!

 

20 Respuestas

  1. Laura dice:

    Muy bueno Cintia! Y tan real! Hay veces que se tienen que cambiar los planes! Saludos y éxito en lo que emprendas! Gracias por todos los aportes al Blog!

  2. Emi dice:

    Este año tuve que cancelar una semana en el norte de Italia con trenes y hoteles pagos porque mi bebé estaba engripado nosotros estando en madrid, no tenía reembolso de nada (error mío ahí).. ya aprendí! Fuera de eso, hay veces que por distintas circunstancias uno no puede ir a lugares deseados pero siempre hay oportunidad para volver. Si te sentís bien cintia, buena decisión. ?

  3. Marcelo dice:

    Yo espero algún día poder contarla al revés: “el día que renuncié al trabajo y cambié mis ahorros por pasajes” para nunca más volver.
    Saludos

  4. Isabel Sarmiento dice:

    Suerte Laura!!

  5. Claudio dice:

    Buena decisión Cintia!! En cuanto a la cancelación del vuelo Smiles con viaje fácil, te reintegraron las tasas pagadas también? En diciembre tengo un viaje a Punta Cana para 3 personas con viaje fácil que aún no emití y estoy dudando en hacerlo, pero ya pagué unos 15 mil pesos en tasas que son los que no quiero perder. Gracias por tu respuesta. Los sigo siempre!! Saludos

  6. Daniel dice:

    Claro, viajar es una decisión emocional, en donde juegan los deseos.Viajar entre otras cosas nos abre la mente y nos prepara para el viaje final,para el que ya tenemos reserva, y no admite cancelaciones , ni penalidades.
    Entonces, al comprimir mi vida en una mochila, voy aprendiendo a poner sólo las cosas importantes.
    Aturdirse con mucho viaje, es eso nada mas,así como el que cambia de auto, casa o pareja permanentemente.
    Quizás uno sin darse cuenta y producto del haber vivido o del propio devenir, busca y necesita otras cosas que antes no se imaginaba o eran importantes para mas adelante.
    Estoy seguro que las pxmas notas, de los pxmos viajes, contendrán,más sabiduría y la emoción del que hace lo que le gusta.
    Buen viaje al interior, de sí mismo!

  7. Guillermo dice:

    Excelente decisión Cintia, si algo no te cerraba. Estar mucho tiempo lejos puede ser un problema muchas veces. Como siempre digo, arrepentite de lo que no hiciste, porque lo que hiciste seguramente estuvo bien pensado. Te banco.

  8. «Siempre he dicho al viajar es, encontrarse uno mismo y estando en casa es, estar con uno mismo. JK

  9. Maria R. dice:

    Hola, me podes recomendar hotel en Rio? Gracias!

  10. danitaviajera dice:

    A veces necesitamos un equilibrio. Amo viajar, pero también amo estar en mi casa. Cada viaje sucede por algo, quizás no era el momento de hacer los tuyos.

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