Bucear en las famosas islas Phi Phi, Tailandia (con tiburones y todo)

En el mes de enero visitamos las islas Phi Phi, el archipiélago más famoso de Tailandia. Famoso por su impactante belleza natural, por sus playas; pero también por una película de Hollywood que se filmó allí hace 20 años: The Beach, protagonizada por Leonardo Di Caprio.

Este pequeño archipiélago se encuentra en el Mar de Andamán, en el sur de Tailandia, y está formado por dos islas principales: Ko Phi Phi Don, el centro urbano donde vive la gente, está el muelle Ton Sai en el que atracan los ferrys y los taxi boats, hay hoteles, oferta gastronómica y todo lo que necesita el turista, incluyendo por supuesto muy buenas playas; y, por otra parte, Ko Phi Phi Lee, más pequeña, que conserva su entorno natural, sin edificaciones (justamente aquí está la playa en la que se filmó la película que mencionamos más arriba). Luego hay un par de islas pequeñas al norte que bien valen la pena una visita (Bamboo Island y Mosquito Island) y unos islotes al sur, justamente allí fue donde fuimos a bucear.

Si quieren saber más sobre «La Playa», sobre el final de este post les dejamos el relato de una visita que hicimos en un viaje anterior a Tailandia.

Estábamos alojados en Ko Phi Phi Don, en el Hotel Phi Phi Cliff Beach Resort, que se encuentra a 10 minutos a pie del Ton Sai Pier, la puerta de entrada y salida a las islas Phi Phi. En el paseo costero hay restaurantes, bares, puestos que venden traslados, excursiones y también escuelas de buceo, una de las actividades estrella en este destino.

Un día andábamos paseando, ya de regreso al hotel, y vimos una bandera argentina en una de las escuelas de buceo, World Dive Center. Nos acercamos y empezamos a escuchar rock nacional, apareció el mate y en seguida estábamos en una charla amena con Gabi, un Dive Master que estaba trabajando allí y varios argentinos más, algunos parte del staff; una cosa lleva a la otra y terminamos coordinando participar en un buceo con ellos al día siguiente, vivir la experiencia y poder contarles en detalle a los lectores del blog. Quienes fueron siguiendo el viaje habrán visto algo por Instagram, aquí les dejo las historias destacadas de nuestro viaje por las Phi Phi.

Así que hicimos el papeleo, es muy importante la declaración de salud, nos informaron el horario en que teníamos que estar al día siguiente, nos indicaron que tomemos poco alcohol la noche previa, la verdad es que el personal de esta escuela es descontracturado, muy cordial y divertido, pero bien riguroso con la seguridad, como debe ser en estas actividades.

Nos contaron un poco sobre lo que íbamos a hacer y nos dijeron que probablemente íbamos a ver tiburones, que pasarían muy cerca nuestro mientras buceábamos, pensé que me estaban cargando…

Al día siguiente me levanté bien temprano, lo cual me permitió contemplar el bello amanecer desde el Hotel Phi Phi Cliff Beach Resort, desayuné más bien liviano y me fui caminando al World Dive Center.

Ese día éramos mayoría de argentinos: una familia de Buenos Aires con tres hijos adolescentes, una chica que creo que era neozelandesa, mi esposa y yo.

Los instructores nos separaron en grupos pequeños y nos dieron la charla teórica en la escuela. Esta excursión era de tipo bautismo de buceo, ellos la llaman «Discover Scuba Diving», es para personas que no tienen licencia de buceo, como yo. Aunque ya todos los participantes habíamos buceado en alguna oportunidad, así que en realidad no era un bautismo como tal. Nos explicaron sobre el regulador, cómo ir ecualizando la presión, cómo sacar el agua de la mascarilla, cómo recuperar el regulador, las señas para comunicarnos bajo el agua y varias otras informaciones de utilidad.

Fuimos todos caminando al muelle Ton Sai en donde estaba el barco de World Dive Center, pagaron el costo de ingreso al parque marino, dado que iríamos a bucear a un área protegida y es preciso abonar una tasa, y abordamos la embarcación que nos llevaría hacia nuestra aventura.

El personal de la escuela de buceo cargó todo los equipos (chalecos, pesas, tanques, reguladores, aletas, mascarillas, trajes de neopreno y todo lo necesario para la actividad) y al poco rato zarpamos rumbo al sur.

En el barco teníamos bebidas, frutas, una parte descubierta y otra cubierta, casi todo el tiempo lo pasamos arriba, en donde había unas mesitas y bancos con protección para el sol; íbamos charlando, sintiendo el viento en la cara, tomando fotos y asombrándonos ante las formaciones rocosas del archipiélago.

Pasamos por Phi Phi Lee, vimos desde el barco la Viking Cave y seguimos más al sur, hacia el islote Ko Bida Nok.

Llegamos a Bida Nok, nos pusimos los trajes de neopreno, las aletas, nos dieron las mascarillas (como yo tenía bigotes me pusieron vaselina para lograr mejor fijación de la mascarilla y que me entre menos agua), nos pusieron los cinturones con las pesas, los chalecos, los tanques y estuvimos listos para meternos al agua.

Todavía a bordo repasamos las indicaciones que nos habían dado en tierra y estuvimos listos para dar «el paso del gigante«, una manera de entrar al agua que consiste en dar un paso largo desde el borde de la embarcación con todo el equipo cargado y el regulador y la mascarilla colocados, ponés una mano extendida sobre la mascarilla y el regulador y la otra mano sobre el estómago.

Y así lo hicimos, uno a uno fuimos dando el paso del gigante y entrando en el agua. Estábamos a poca profundidad, allí practicamos los skills: sacarnos el agua de la mascarilla si es que ingresa, sacarnos y volver a colocarnos el regulador y cosas por el estilo.

Luego de ello, estuvimos listos para realizar la primera inmersión, cada uno de nosotros estaba acompañado por un instructor y fuimos en dos grupos, uno cerca del otro, a mí me acompañó Shiniee, una chica coreana muy profesional. Más que «acompañarnos» podría decirse que nos cuidaban permanentemente, nos iban chequeando el equipo, nos sostenían, iban midiendo cómo reaccionábamos y cómo nos comportábamos en el agua.

Fuimos descendiendo de a poco y nos íbamos comunicando con señas, pero a la vez ellos nos miraban con mucha atención, ecualizábamos la presión cuando la sentíamos en los oídos, yo me sacaba la poca agua que me ingresaba en la máscara como para practicar nomás, y seguíamos descendiendo.

¡No les puedo explicar lo que es el mundo submarino de las islas Phi Phi! Yo había buceado antes en el Mediterráneo, al sur de Turquía, pero eso ahora me parecía un desierto al lado de este universo palpitante de vida y de colores.

Vimos peces de diversos tipos, tamaños y colores, cardúmenes enteros, todo tipo de arrecifes, cosas que yo no sabía distinguir si eran algas o animales…

Hasta aparecieron muy cerca nuestro tiburones de buen tamaño, pero como ya nos habían hablado sobre ellos simplemente los contemplamos sin ningún temor. Los tiburones están en la suya, nadan majestuosos, casi como si se exhibieran ante nosotros simulando indiferencia. Algo que llega a ser conmovedor.

Pasado ya un rato, Shiniee me consintió una relativa libertad, pude bucear sólo, pero estando ella siempre al lado, a un brazo de distancia por cualquier cosa que pudiera suceder. Era como mi mamá submarina. Llegamos a los 12 metros de profundidad.

Calculo que por la falta de práctica, por la emoción o por la suma de ambos, yo estuve más activo de lo necesario, un par de veces Shiniee me indicó que vaya más tranqui, que patalee menos, pero se ve que la exaltación ante esa inmensidad y la hipnotizante diversidad del fondo marino me hizo olvidarlo. Por ello, tuve que subir unos minutos antes, estaba previsto que el buceo durara una hora, pero yo estaba consumiendo más oxígeno, así que subimos de a poco, con toda tranquilidad. Shiniee había ido monitoreando el nivel de oxígeno y decidiendo serenamente de acuerdo a los protocolos que están estipulados para esta actividad.

Ya en la superficie desde el barco nos tiraron una soga con una boya, nos sujetamos, nos arrastraron hacia allá, me saqué las aletas (patas de rana), subí por la escalerita y me senté en el lugar en que el tubo en mi espalda encajaba perfectamente y quedaba sujeto.

Luego fueron subiendo los demás, nos quitamos los equipos (a excepción del traje de neopreno) y nos saludamos todos contentos, con una serena excitación, compartíamos nuestras sensaciones en un espíritu de camaradería submarina recientemente adquirido o recordado.

La chica de la familia de argentinos y mi esposa no bucearon, ellas hicieron snorkel mientras nosotros realizábamos la inmersión, lo pasaron muy bien también.

Luego fuimos rumbo al norte, pasamos por el otro lado de Phi Phi Lee, vimos la célebre Maya Bay que sigue cerrada al público desde 2018 (sobre el final del post encontrarán más info sobre esto) y nos contaron sobre las actividades que están realizando desde el gobierno junto con voluntarios para recuperar el hábitat natural allí.

Hicimos una parada para saltar desde la parte alta del barco hacia el mar, algunos de bomba, otros con vistosos saltos mortales y algún que otro «palito», como el mío.

Seguimos nuestro curso y llegamos a Malon, donde realizaríamos nuestra segunda inmersión. Otra vez el paso del gigante, pero esta vez omitimos la práctica de los skills, fuimos directamente adentro.

Había pasado poco más de una hora de la inmersión anterior, pero me volví a maravillar al ingresar otra vez en el mundo submarino tan vivo, tan en equilibrio, claro que estamos hablando de un lugar bendecido por la protección ambiental, aquí ni siquiera dejan tirar anclas a las embarcaciones.

De repente vimos una tortuga gigante comiendo en el fondo del mar tranquila como si nosotros no existiéramos, otro buzos la alumbraban con linternas y le tomaban fotos y videos de cerca, la verdad es que me dio un poco de lástima, me imaginaba a mí comiendo tranqui y que a cada rato vinieran grupos de desconocidos a iluminarme, sacarme fotos, acercarse. Por suerte, no vi a nadie intentando tocarla, esa fue una de las primeras cosas que nos dijeron antes de entrar al agua: no se puede tocar nada, si no respetábamos ese precepto fundamental se terminaba el buceo. Me pareció muy bien y estuve completamente de acuerdo.

En una de esas, Gabi sacó algo de una mochila que llevaba, lo extendió y ¡resultó ser una bandera argentina! Nos reímos, nos emocionamos un poco y nos tomamos varias fotos con la bandera bajo el agua.

Después nos quedamos paveando otro poco y tomamos diversas fotos 🙂

Esta vez estuve más relajado, llegué bien con el aire, estuve más atento y observador a todo lo relacionado al buceo, como la parada de seguridad que realizamos a 5 metros antes de completar la ascensión, Shiniee puso el cronómetro y esperamos allí unos minutos antes de subir a la superficie.

Una vez que todos estuvimos a bordo, contentos, divertidos y todavía maravillados por la experiencia, nos sirvieron el almuerzo. No les conté, pero la noche anterior nos habían dado a elegir qué queríamos para el almuerzo de un menú con veintipico de opciones. Nos pareció genial que utilizaran contenedores de metal, nada de plástico contaminante. Es que cuando visitás el mundo submarino tan prístino, no podés pensar en otra cosa más que en conservarlo.

Un poco antes de las 13 hs. ya estábamos todos juntos de nuevo en la escuela de buceo, donde nos habíamos encontrado a primera hora de la mañana. Todo el grupo estaba feliz y agradecido hacia estos chicos tan cordiales y divertidos, pero a su vez tan profesionales. Nos despedimos con cariño y creo que no me equivoco si afirmo que todos quedamos pensando en volver y repetirlo.

Agradecemos a Gabi, un capo, viajero argentino, Dive Master y muy linda persona que nos brindó su hospitalidad y profesionalismo y nos sacó las fotos bajo el agua que incluimos en este post.

Agradecemos a World Dive Center por permitirnos vivir esta experiencia y compartirla con nuestros lectores.

Sobre el tema de Maya Bay, «La playa de Di Caprio», les dejamos este post:

Visitamos Maya Bay, «La playa de Di Caprio», en Tailandia y ahora se rumorea que la cierran

Les dejamos también nuestra experiencia anterior buceando en el Mediterráneo:

Bautismo de buceo en el Mediterráneo turco

Links de interés:

Precios de los servicios de buceo:



22 Respuestas

  1. Guillermo dice:

    Que genialidad chicos!! Muchas ganas de ir allá para bucear!! Un solo cambio al gran léxico de buceo, los tanques tienen aire común (comprimido) no oxigeno. Abrazo grandeee!

  2. Adrian dice:

    Parece muy interesante, sobre todo por lo que se ve abajo. Hicimos snorkel en la polinesia y también andaban los tiburones y las mantarrayas entre nosotros sin problemas. Es mas, las mantarrayas se acercaban (casi como si fueran perros) y las podías acariciar. Una sensación extraña.

  3. Ale dice:

    Buen día,
    Hermoso chicos! Qué lugar!
    Yo me animo a todo, pero bucear y paracaidismo …paso. Con el aire no se juega jaja…me quedo sin aire enseguida…ahí no valdría ni la meditación que aprendí ni nada…me desespero jaja.
    Siempre tuve un temita con el buceo…creo que hubiese adherido a lo que hicieron las chicas…snorkel, eso sí.
    Cariños.

    • jlcota dice:

      Cada uno se conoce y sabe con lo que está cómodo o no, las chicas lo pasaron genial snorkeleando.

  4. Ireny dice:

    Que experiancia tan increíble! Que perfección de lugar! igual tampoco se si me animo a bucear creo que me sumaria al grupo del snorkel 🙂

    • jlcota dice:

      Debo confesar que es más fácil de lo que parece y esta gente es tan profesional que uno se siente muy seguro.

  5. Catalina dice:

    Que hermosa experiencia! Gracias por compartir

  6. pepepepon1 dice:

    Que belleza, yo aluciné snorkeando, no me puedo imaginar en ese lugar. Igual confieso que el sólo imaginarme tener que hacer una pausa para subir, me inquieta un poco!

  7. christian dice:

    yo hice Buceo en Indonesia, en las islas Gili dentro del agua tenes una visibilidad de 25 metros, tambien un paraiso . sin duda de las mejores experiencias de mi vida. eso que se nadar poco .al principio cuando bajamos, no compense bien los oídos pero me ayudaron subiendo un par de metros.

    • jlcota dice:

      Qué bueno que pudiste vivir esa experiencia.

      Es MUY importante contar con instructores profesionales y responsables.

  8. Gus dice:

    No probaron en Tailandia comprar baths con pesos

  9. johanna prais dice:

    HOLA CHICOS!!! leo siempre sus posteos super interesantes y de gran ayuda en varias oportunidades. queria preguntarls sie s que estvueron en zona thai que se dice o que sucede en cuanto al virus-…… coronavirus. se sabe algo?? varios colegas de la aerolinea han suspendido sus viajes por este problema.. o miedo

  10. Gonza dice:

    Hola Chicos ! Buenos días . Antes que nada disculpen las molestias , pero necesito de su ayuda ??
    El domingo 23 (semana que viene) tengo un vuelo hacia Bangkok , un viaje de 20
    Días el cual ya tenía todo organizado ( el vuelo lo
    Compré en una oferta que ustedes subieron ja ) .
    Con todo este tema del
    Corona virus , tanto yo como mi novia estamos un poco preocupados .
    Ustedes estuvieron allí hace un par de semanas , y queríamos saber que nos aconsejaban hacer , si ir o no ?.
    Les agradecería cualquier tipo de ayuda , desde ya , Muchas gracias .

  11. Santiago dice:

    Hola Jorge, como estás? Por una de esas casualidades de la vida… Tenés algún contacto directo que me puedas pasar? O sabés si lamentablemente después de la pandemia no volvieron a abrir? Miré las redes sociales y demás sitios pero no hay nada mas nuevo que el 2020…

    • jlcota dice:

      Hola, Santiago,

      Lo dos instructores argentinos que estaban encargados se fueron a otros destinos cuando comenzó la pandemia a afectar la actividad, la verdad que no sé que habrá sido de la escuela de buceo.

      Quizás podés checar opciones en Civitatis.

      Saludos

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