La visita a la Catedral de Girona (España)
En el mes de enero me alojé varios días en la ciudad catalana de Girona con la idea de recorrerla con tranquilidad, conocerla y utilizarla como base para ir a algunos lugares cercanos.
Visitar esta ciudad, que cuenta orgullosamente con más de dos milenios de historia, nos asegura un viaje al pasado. Es sencillo dejarse llevar y transportarse imaginariamente a épocas remotas transitando por su muy bien conservado casco histórico.
Uno de los sitios que más llama la atención en el centro histórico de Girona es su impresionante catedral, la Catedral de Santa María.
Para darse una idea de sus dimensiones, vean a las personitas en la escalinata.
La entrada para visitar la Catedral de Girona
Ese día simplemente nos acercamos a la entrada de la catedral y compramos los tickets de ingreso. Optamos por la opción que incluía tanto la entrada a la Catedral como a la Basílica de Sant Feliu con audioguía por un valor de € 7,50.
El interior de la Catedral de Girona
Se trata de un impresionante edificio construido entre los siglos XI y XVIII que se compone de un conjunto de muros y espacios de estilos diferentes, desde el románico (claustro y torre de Carlomagno) hasta el barroco de la fachada y la escalinata.
Su característica edilicia más singular es la gran nave (s. XV-XVI), que constituye el espacio gótico abovedado más ancho del mundo (23 metros). No la medí, pero sí, les aseguro que se trata de un espacio enorme.
Los rosetones de vitraux colaboran en generar una sobria y hermosa iluminación en el interior.
La encontramos en muy buen estado, como se puede ver, van realizando tareas de restauración.
Siempre me llaman la atención en estos antiguos templos las lápidas en el piso, como esta de enero de 1757:
Y especialmente esta escultura:
Nos gustó salir al patio interior de la Catedral a mitad de la visita.
En los corredores había expuestos antiquísimos sarcófagos.
Subiendo por una escalera que partía de estos corredores, llegamos a una sala dedicada al Vitral de la Descubierta:
Esta vidriera, de tres metros de altura, se encontró en 2019 durante la restauración del retablo que lo tapó durante cinco siglos. Su hallazgo ha comportado descubrir la vidriera figurativa más antigua de Cataluña, ya que los paneles superiores e inferiores datan de inicios del siglo XIII; los paneles centrales, que representan a San Martín y San Francisco, datan del siglo XIV y son de una calidad sobresaliente en el contexto europeo de aquel momento. En la sala donde se expone, se puede ver la pieza con gran distancia (como se suelen ver las vidrieras en sus lugares originales) y al mismo tiempo aproximarnos para ver los detalles tan ricos que presenta, privilegio que pocas veces se puede tener con estas piezas.
Esta Catedral atesora además otras obras muy célebres, como el manuscrito Beatus de Girona del año 975:
Es un manuscrito miniado (con ilustraciones) que consta de 284 folios, escrito a mano en letra virigótica. Varias características hacen extraordinario el Beatus conservado en la Catedral de Girona. Primero, su antigüedad, ya que data del 975. Lo sabemos gracias a que en la última página se deja constancia de la fecha, del promotor y de los autores. A continuación, su origen: sabemos que proviene del monasterio de Tábara (Zamora) y que en el siglo XI ya consta en la Catedral de Girona. Las miniaturas son obra del monje Emeterius y de la monja En, considerada ésta la artista femenina más antigua documentada. Su obra no fue banal, ya que este ejemplar, dentro de los pocos beatus que se han podido conservar, es el que más iluminaciones (ilustraciones) tiene, además de disponer alguna que ocupa las dos páginas, lo que tampoco ocurre en ningún otro ejemplar
Y el Tapiz de la Creación del siglo XI:
Popularmente se conoce como el Tapiz de la Creación, aunque curiosamente la técnica con la que se hizo fue el bordado. Nos presenta un mensaje complejo narrado mediante escenas bíblicas, símbolos, alegorías e historia sacra. En la rueda central nos explica el inicio del primer libro bíblico: el Génesis, y a su alrededor se desarrollan una serie de cuadros donde el protagonismo lo toma el tiempo y sus segmentaciones —el año, las estaciones, los meses y los días—. La parte inferior, la más deteriorada, narra la historia de Santa Elena en busca de la Vera Cruz. Aunque se desconoce qué uso tenía y en qué momento se dejó de utilizar, sí sabemos que quien lo diseñó era un erudito de su momento, del que tanto de él como del que lo manufacturó, no sabemos su nombre. Que se haya conservado un tejido del siglo XI o XII en tan buen estado es un hecho excepcional.
El baldaquín plateado y dorado del siglo XIV cautivó mi atención.
Una hora y cuarto después de haber ingresado ya estábamos terminando la visita e intentando decidir si lo siguiente sería el almuerzo o la visita a la Basílica de Sant Feliu.
Así se ve la torre de la Basílica de Sant Feliu desde la explanada de la Catedral:
Conclusión
La visita a la Catedral de Girona me resultó por demás interesante. Se trata de un templo relevante, que atesora un importante patrimonio y está muy bien conservado.
El precio de € 7,50 para visitar tanto la Catedral como la Basílica de Sant Feliu nos resultó adecuado, sobre todo considerando que incluye audioguías.
Me hubiera gustado poder acceder a visitar el campanario; ahora que lo pienso no lo pedí específicamente, ¿se podrá?
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