¡Cómo me cuestan las decepciones gastronómicas!

Andaba yo paseando por un pueblo catalán cercano a Barcelona llamado El Masnou y entré a conocer la pequeña oficina de turismo local. La visita fue rápida, pero interesante. Por ejemplo, descubrimos que en esta localidad fabrican un vermut y pensamos que sería interesante probarlo.

Seguimos paseando por la parte costera de El Masnou, frente mismo al Mediterráneo, y encontramos un bar de vinos y taberna. Nos sentamos en una mesa exterior, nos alegramos al ver que en la carta figuraba el vermut local, de modo que lo ordenamos.

Estaba muy rico, el día muy lindo, la charla animada, el camarero era muy amable e informativo. Así es que nos tentamos, chusmeamos el menú y nos sedujo la idea de picar algo, unos quesitos, fiambres, algo sencillo.

El camarero nos asesoró detalladamente, en la carta había una tabla ibérica y otra de la región, de Pagés le decían; optamos por la segunda, por probar cosas más ligadas al lugar. Le pedimos que además nos trajera pan de coca.

Y llegó la tabla:

A primera vista nos sentimos decepcionados, la presentación no era demasiado esmerada: unos trocitos de queso y de fiambres dispuestos sin mucho arte en una tabla sencilla, sin ornamentos, algo vegetal, pickles, nada de nada.

La cantidad también se nos hizo algo justa, éramos tres personas.

Las texturas y sabores de los productos de charcutería no cumplieron nuestras expectativas, como sí lo hicieron los quesitos.

Para rematar, el precio hizo que no nos cerrara para nada la relación costo / beneficio:

Quizás la experiencia que habíamos tenido unos días atrás en la Costa Azul francesa nos había dejado la vara muy alta, por 1 euro más las tablas de picada lucían así en Niza:

No digo que el lugar fuera malo, la comida y la bebida feas, ni que la atención no fuera adecuada o los precios caros; simplemente que a nosotros nos decepcionó.

Ya saben lo que dicen, la mayoría de las decepciones son producto del exceso de expectativas.

¡Maldita sea!, este post me hizo recordar algo que realmente quería olvidar:

Y al final sucedió, comí mal en Madrid

Y vos, ¿sos igual de quisquillosa/o que nosotros o soportás mejor las decepciones gastronómicas?


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26 Respuestas

  1. Mica dice:

    Sí, decepcionante esa tabla de fiambres y quesos. Y cara.

  2. Nestor dice:

    Sin viajar lejos, muchas veces me decepciona el café de muchos bares de Buenos Aires.

  3. Carlos dice:

    Como ustedes y no te digo si me traen esa cuenta. Brrr

    • jlcota dice:

      Sí, no nos salió bien esta vez

      • Peter dice:

        No entendí muy bien el sentido de este tema. O sea, que una te pareció mala porque no te «disfrazaron» el fiambre (que fue lo que pediste para comer) y la otra te pareció buena porque te la llenaron de sandía y otra cosa que no se que es . Por comer con los ojos que después en Palermogo por ponerte una rama de apio con un dibujito con una salsa te lo cobran como si fuera la última cena jaja

        • jlcota dice:

          ¡¿Tan difícil de entender te resultó?!

          Por una parte, la presentación cuenta, por otra parte la de Niza además de distintos tipos de frutas tiene jamón, camembert, burrata, hongos, alcaucil, pulpo …

        • Guillermo dice:

          Coincido, mucha puesta en escena.
          Lo unico criticable es lo de PALERMOGO, creo que se te escapó y si no es así, suena feo, no por el barrio.

  4. Javier dice:

    En definitiva, no deja de ser un servicio, y cuando el servicio no cumple la expectativa está la decisión de pagarlo o no.
    En este caso puntual, la linea es delgada entre una u otra decisión, pero hay casos más extremos en donde definitivamente la decisión es otra.

  5. Jimena dice:

    Ojalá tuviera la foto para mostrarte el ROBO en París, pero se me pasó. La bronca pudo más ?

  6. Guillermo dice:

    Cero quisquilloso. No dedico mucho tiempo en comidas cuando viajo. Si, alguna comida típica, pero no soy nada exigente si ademas busco precio.

    • jlcota dice:

      Está perfecto, cada uno le asigna valor a distintas cosas y ahí está la maravilla de la diversidad.

      Yo dedico bastante, quizás más de la cuenta, a lo que sucede en las mesas y en torno a ellas.

  7. Ireny dice:

    Esa tabla es un lujo al lado de las que nos sirvieron a nosotros en Puerto Iguazu, la peor fue la tabla de río, literalmente tenía 2 miguitas de pescado y una feta microscópica de paté de otro pescado, distribuidas en un plato enorme, eso si, decorada con una salsa haciendo un garabato para darle el toque top.
    La otra creo que se llamaba tabla misionera, tenía una empanada y un pedazo de chipaguazu que estaba bastante feo, yo si saqué foto y la subí a los comentarios en Google, nunca sentí que me ribaran tanto en un restaurante

  8. Santiago dice:

    No soy de engranarme tanto porque son cosas que pueden pasar, pero algunas te quedan marcadas. De viaje con amigos en Mendoza veniamos pisteando como unos campeones, vinos, morfi, sol, una maravilla. Y en medio de la recorrida caimos en un lugar hermoso, no habia nadie. Y como dice uno del grupo: la gente nos quiere y nos trata bien porque somos buena gente. Y fue asi, pero medio pijoteros los quesitos.. Tampoco es que esperabamos que nos traigan una queseria entera, pero la relacion precio/calidad/cantidad fue pobre…la proxima volveremos a ese lugar pero solo a brindar

    • jlcota dice:

      Tampoco llegamos a enojarnos, eh. Pero la desazón por estar tan lejos de nuestra expectativa estuvo 🙁

  9. Daniel Mente dice:

    Si bien la decoración tiene su valor y la comida entra por los ojos, me decepciona especialmente cuando la decoración se usa para esconder la pobreza de la oferta gastronómica. He visto tablas que parecían ramos de flores pero solo tenías cuatro bocados.
    Por eso, a veces, valoro lo simple.
    En París nos trajeron una obra pictórica para dos personas con infinidad de decoraciones, que solo tenía cuatro ostras y dos cucharaditas de te de foi gras. Las demás cosas que supuestamente incluía brillaban por su ausencia.
    Como manejo bien el francés armé un escándalo por lo limitado del plato y el precio.
    Me recuerdo diciendo que si quería ver cuadros iba al Louvre ….
    El reclamo fue un tanto fuerte, a punto tal que concurrió un encargado que retiró la presentación y trajo una fuente sin tanta decoración pero con cantidad suficiente de lo pedido y sin faltantes.

    • jlcota dice:

      Uff, tengo unos amigos que acaban de sufrir algo parecido en París, o peor, pues ni la decoración. ¡Qué bien les hubiera venido saber francés para armar un lindo escándalo!

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